jueves, 26 de diciembre de 2013

Dos generaciones, mismas emociones

Dos generaciones, mismas emociones
Somos Ana Mari y Nekane, dos mujeres de Urkabustaiz. Por nuestra diferencia de edad (Ana Mari ya ha cumplido los 80 y yo he pasado ya la cuarentena) podríamos decir que no compartimos nada más que género y la población donde vivimos, pero, gracias a la Red de Mujeres del Medio Rural de Álava, hemos podido comprobar que es más lo que nos une que lo que nos separa. 

Ana Mari ha tenido una vida muy dura. Perdió a su madre cuando tan sólo tenía 2 años. De pequeña no pudo ir a la escuela más que los días que nevaba, por que el resto del año tenía que hacerse cargo del ganado y de la casa, pero eso no impidió que Ana Mari aprendiera a leer, y con mucho tesón aprendió a juntar letras y a componer palabras sin ayuda de nadie. Junto con cocinar, leer es una de las actividades que más satisfacciones le aporta; le gustan mucho las novelas históricas, probablemente porque le habría gustado estudiar Historia. 

Ana Mari es madre de 6 hijos, y, cuando habla de ellos, se le nota la ternura en la voz y en su despierta mirada. Ha tenido que trabajar mucho para sacar a la familia adelante, y hoy todavía dedica su tiempo y cuidados siempre que lo necesiten su marido, hijos o nietos. 

Yo también soy madre, pero de una única hija. Yo sí he tenido la oportunidad de estudiar, y eso siempre se lo agradeceré a mis padres, que tuvieron que trabajar muy duro para que tuviera estudios universitarios. Gracias a ellos, ahora tengo la suerte de trabajar en lo que a mí me gusta. Como a Ana Mari, me encanta leer novelas históricas, y también dedico mi tiempo a cuidar de mi familia. Es, quizás, en este tema donde empezamos a sentir ella y yo que la diferencia generacional no interfiere en sentimientos y emociones. 

Las dos hablamos del nacimiento de nuestros hijos como un hecho que nos marcó: un sentimiento de plenitud y lleno de emociones que nos regaló la vida. A las dos nos gustó compartir el momento de encuentro inter-generacional en la casa de cultura de Izarra. A las dos nos gusta aprender de los demás, porque enriquece al ser humano. 

Como veis, en el fondo, es más intenso lo que nos une que lo que nos separa, porque las emociones y los sentimientos son los mismos, sea cual sea la época en la que nos haya tocado vivir. 

Eskerrik asko, Ana Mari, eskerrik asko a ti y a todas las mujeres que hicisteis camino para que nosotras, las siguientes generaciones, lo tuviéramos más fácil.

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