Julia es, quizá, la estrella de Izarra más brillante y que más ha trabajado en su vida. Tiene 91 años y su vida se resume en cuidar, cuidar, trabajar y trabajar. Es una mujer querida y respetada por toda su familia, vecindario y amistades. Una mujer llena de vida y de anécdotas.
Una mujer sonriente, ilusionada y miedosa, como ella mismo dice. Pero su energía, optimismo y vitalidad quizá sean las claves de su vida para superar sus miedos y las dificultades que ha tenido que ir superando a lo largo de su larga vida. Resiliencia, sería una de esas capacidades y habilidades ahora tan de moda en esta época de crisis y cambios, que a Julia le va como anillo al dedo.
Unos días antes de reunirnos en Izarra, se cayó y se rompió varias costillas. Pero su empeño por retomar su actividad diaria (cuidar de las vacas, cuidar a su hermano más o menos de su quinta, entre otras tareas varias), hizo que en pocos días estuviera recuperada y dispuesta a seguir adelante. Una mujer ejemplo de superación y de resiliencia, que sigue aprovechando cada instante de vida y comparte su energía positiva con las gentes que se acercan a su casa.
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